Leo en el libro de Patti Smith (en referencia a las penurias compartidas con Mapplethorpe en el Hotel Chelsea): "Hubo risas. Un ingrediente imprescindible para sobrevivir. Y nos reíamos mucho".
No he podido evitar pensar en mis abuelos, en la chanza constante con la que llenan cada momento. Pensar en mis abuelos, a los que quiero y admiro tanto, a los que debo tanto también.
Y es que cada vez que me siento abatida porque algo no va bien, recordar tener a unos abuelos como los míos es muestra evidente de que soy una chica con mucha suerte. Así que esta entrada es un homenaje a mis abuelos, por cuánto me han cuidado y querido. Y quien quiera entender mis sentimientos por ellos, que alquile Sang Woo y su abuela en el videoclub, y entenderá.
Yo tuve la suerte de criarme con mi abuela durante más de veinte años, y lo dicho: fue una auténtica suerte.
ResponderEliminarCuida a tus abuelitos, que merece la pena. :-)
En cuanto a lo de reírse, pues bueno. La relación más chunga que he tenido duró cinco años. Fue una mierda en casi todos los aspectos. A mí me costó la salud, y a ella, su autoestima. Sin embargo, duramos cinco años, y siempre he creído a que ello se debió a que, a pesar de que aquello fue un infierno, por lo menos nos reíamos, y mucho. En fin, quién entiende estas cosas...
Besos. :-**
no todos los abuelos son iguales. yo tuve una abuela genial. mi sol y mi esperanza. y tengo otra que no lo es. si podéis, leed el libro de Pia Valentinis y Alfredo Stoppa "Due occhi due nonni" (Dos ojos, dos abuelos): http://www.orecchioacerbo.com/editore/index.php?option=com_oa&vista=catalogo&id=35. Poesìa y verdad.
ResponderEliminarMe alegra seguir en contacto con vosotros... Gracias por la sinceridad de tu comentario, Juanma; y gracias por tu recomendación, Valentina. ¡Un beso!
ResponderEliminar