domingo, 30 de diciembre de 2012

SHAKESPEARE EN LA CÁRCEL


La primera vez que vi una película de Paolo y Vittorio Taviani (Padre Padrone, en una asignatura de Cine italiano en la universidad), me impactó. Son directores comprometidos. La semana pasada, transcurridos ya más de quince años de esa primera experiencia, los hermanos Taviani volvieron a sorprenderme: su edad (83 y 81 años) no les impide seguir a la vanguardia de ese compromiso, que expresan tanto en forma como en contenido.
César debe morir bebe de la misma fuente que Buscando a Richard, de Al Pacino o En lo más crudo del crudo invierno, de Kenneth Brannagh, por la necesidad de profundizar en un texto de Shakespeare que obsesiona a sus protagonistas; pero navega entre ambas porque se nutre de la realidad para crear una ficción, mientras que la película del británico es meramente ficcional y, en cambio, la del americano, tira más al documental.
Esta última película de los directores italianos es un film interesante para los cinéfilos y los amantes del teatro. Es interesante también a nivel social; te divide. Sus protagonistas son delincuentes encerrados en el ala de máxima seguridad de la cárcel de Rebibia en Roma, eso significa que son considerados muy peligrosos, pero su interpretación y entendimiento del drama de Julio César, de su asesinato, de los conflictos interiores de los diferentes personajes (Bruto, por ejemplo), su identificación con alguno de los versos que recitan, muestran también al espectador un lado humano que hace aflorar una compasión que no desea que nazca.