La ausencia de lectura me deja vacía al cabo de un tiempo, sin soñar. Leer me hace imaginar tanto. Pero leer es un arma de doble filo: cuanto más lees, más consciente eres de lo que te falta por leer.
Mi libreta de lecturas pendientes (entre las que se encuentran actualmente, por ejemplo, clásicos de todo tipo como Pynchon, Joyce o Cortázar) se llena de garabatos a pasos de gigante; mientras mis lecturas disminuyen, apabullada como estoy ante tantas obras que, como rezan aquellos títulos que sé que nunca leeré, "deberías leer antes de morir".
Decía Delibes: "Soy un hombre de fidelidades: a una mujer, a un periódico, a un editor, a una ciudad...". De esta frase se extrae el libro de conversaciones con el autor que publica La Esfera de los Libros.
Siendo como es Cinco horas con Mario (¡ojalá hubiera visto la -dicen- magnífica interpretación de Lola Herrera en los escenarios!) una de mis novelas favoritas, debo leer las reflexiones de este escritor. Eso hace que recuerde esa gran cita de Margaret Atwood que sentencia: "Querer conocer a un autor porque te gusta su obra es como querer conocer a un pato porque te gusta el paté".
Aún así, leeré estas conversaciones, porque yo, como Delibes, soy de fidelidades.
jueves, 29 de julio de 2010
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