martes, 27 de julio de 2010

4 PENSAMIENTOS DE CINE


1. Cuando pienso en Comer, beber, amar, de Ang Lee, no puedo evitar pensar que como referente lejano debía tener al Rey Lear. ¿Por qué? Por dos cosas, básicamente: por el rol del patriarca y el tema de la vejez; también, por el de las hijas. Aquí también son tres, y la que parece más alejada del padre es la que, finalmente, permanece junto a él. En este caso, la mediana, una actriz bellísima llamada Chien-Lu-Wu.

2. Lo mejor de esa extravagante diversión que es Alicia en el país de las maravillas de Tim Burton es la historia de amor (casi imperceptible, pero rozando siempre la superficie) de Alicia y el Sombrerero Loco. El Sombrerero Loco es el único que logra mover a Alicia, hacerla reaccionar, coger coraje. Ambos forman una extraña pareja cuyo punto álgido deviene notorio al espectador cuando él le dice a ella: "Te podrías quedar" y Alicia, que sabe que marchará, responde: "No te olvidaré".

Esta pareja va de la mano de tantas otras parejas atípicas como la de Bill Murray y Scarlett Johansonn en Lost in Translation, o Paz Vega y Morgan Freeman en 10 Items or Less, por poner un par de ejemplos.

3. Al hilo de Shakespeare, hoy no debe faltar el gran Franco Zeffirelli y su Romeo y Julieta. Zeffirelli tuvo la visión de entender que esos dos enamorados necesitaban, justamente, de caras adolescentes; fue el primero en dotar a Romeo y Julieta de rostro juvenil, de apostar por casi niños. Apostó, y salió ganando. Leonard Whiting, de 17 años, y Olivia Hursey, de 16, fueron los elegidos. A mí, ella me parecía el canon de belleza ideal. Luego reencontré sus facciones en otra actriz, Marie Gillian. ¿Curioso, no, como la gente se parece? A mí me dicen que me parezco a Chloe Sevigny, y sí, aunque ella sea de piel clara, pelo rubio y ojos azules (es decir, mi antítesis), ambas tenemos el pelo lacio, la cara ovalada, unos ojos grandes y una nariz parecida.

4. El día de San Juan me quedé en casa mirando un dvd. Es lo que tiene odiar los petardos, que te atrincheras en el piso con todo cerrado a la espera de que la noche más corta del año (aunque realmente ésta sea dos días antes) haga honor a su nombre y acabe.

Así que fui al videoclub y alquilé The Road. Dura. Siempre da miedo que te recuerden el apocalipsis y la maldad humana. Que te recuerden que los buenos mueren. Sin embargo, los dos últimos minutos de metraje logran romper con todo lo que el resto del filme ha construido. No he leído el libro de Cormac McCarthy y no sé si el final de la película es fiel al argumento original o es made in Hollywood. En todo caso, el canto a la esperanza que quiere transmitir queda ridiculizado con esa familia perfecta con perro incluido.

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