viernes, 1 de febrero de 2019

UN CHICO DEL HARLEM

Hasta hace apenas pocos años, yo no sabía quién era James Baldwin. Pero en un cursillo de verano de dramaturgia en el Obrador de la Sala Beckett, Sasha Mariana Salzmann me lo descubrió. Como a ella la adoraba, compré casi toda la obra (dramática y de ficción) de este hombre menudo cuya fuerza de león le hizo emprender un viaje a París para sobrevivir a un tiempo y un lugar que le parecían vetados. Baldwin era pobre, negro, homosexual. Y norteamericano. Pero supo denunciar aquella sociedad de la que provenía en sus obras, y supo alzar la voz contra las injusticias que se vivían en ellas, especialmente para la población negra. Habló claro en una época en la que no todos lo hacían. Y por eso le admiro, no por el escritor que fue, sino por el hombre, como él mismo decía ("I am not a nigger. I am a man"), que demostró ser.







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