En mi entorno, la mayoría considera que quizá soy demasiado estricta con mi hijo. Y no hay día que no reflexione sobre ello, porque es verdad, a veces pienso que soy demasiado exigente con quien es apenas un niño. Pero también es verdad que todo mi entorno cree que mi hijo es estupendo y eso, en parte, se debe también a la educación que recibe de mí.
Sé que podría mejorar (mucho), y sé que debería dar más tregua a mi pequeño. Pero cuando miro alrededor, veo a muchos niños insolentes, malcriados por sus padres, niños a quienes se les permite todo y a quienes no se ponen límites, niños que son, francamente, el horror. Y entonces, reafirmo que los límites son necesarios.
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