Jorge VI es como Mr. Darcy: todos creían (incluso él mismo) que era un segundón cuando, en realidad, es caballo ganador. Eso mismo ocurre con el actor que los ha interpretado en la gran pantalla: lentamente pero con mucha maestría, Colin Firth se ha ido haciendo un hueco entre los grandes. Es un galán en toda regla y un maravilloso actor. No conozco mujer que no sueñe con él ni cinéfilo que no haya disfrutado con sus interpretaciones.
Me quito el sombrero y espero verle recoger el Oscar sin tartamudear. Se lo merece.
(Por cierto, me encanta el póster que muestro aquí de El discurso del rey, una película inteligente con unos diálogos brillantes que consigue hacerte reír, llorar y ver a todas las personas como iguales.)
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