jueves, 17 de enero de 2013

LOS BUENOS TEXTOS BIEN RECITADOS


Adreça desconeguda es un buen texto al que Homar y Fernández se agarran (sin mucho tesón, eso sí) para desprenderse de él de manera pausada, como saben hacerlo sólo los grandes, con una dicción clara, dando importancia a lo que se dice y no a lo que se hace.

Me gusta el tipo de teatro que vi ayer donde prima el texto sobre la puesta en escena, que es más bien desnuda. Porque un buen texto y unos buenos actores necesitan poco más que eso, la presencia y las palabras.

Sin embargo, sí faltó un poco de compromiso en la jugada, en la implicación de ambos. No sé si fue debido a que la de ayer era la noche del estreno, o que el proceso de ensayo y montaje de la obra ha sido escaso, pero dio la sensación que ambos, si bien grandes, porque lo son (y por poco que ofrezcan el espectador recibe mucho), estuvieron a medio gas, sin darlo todo.

Luego están los detalles, las tonterías de profesional, el hecho de que uno hubiera hecho otra propuesta, si bien siguiendo esa idea minimalista (me gustó la idea de la lámpara que empieza en lo alto iluminándolo todo para acabar rozando el suelo y dejando la escena en la penumbra. Es un movimiento el de la lámpara que recuerda a las obras de Peter Brook, su lentitud extrema consigue que el espectador no se dé cuenta de que se mueve hasta el final, que sí percibe entonces el cambio de luz y de lugar. Me gustaron las dos sillas, pero podría haberse quedado en esas dos sillas, sin la alfombra, sin las galletas, ni la presentación de las galletas, ni la mandarina que se come Fernández casi al final de la obra).

En todo caso, es un must, cualquier amante del teatro debe ir a ver a estos dos monstruos escénicos para darse cuenta de lo que significa la desenvoltura encima de un escenario; sobre todo, cuando ese talento va ligado a un texto que sorprende gratamente, como el de Kressman.

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