miércoles, 14 de noviembre de 2018

SENSACIONES

Llevo unos días reflexionando mucho sobre hechos pasados y... los siento como si, en ellos, yo hubiera sido Ingrid Bergman en Estrómboli. Esa isla yerma, dura y hostil a la que llegaba Karen de la mano de su esposo italiano la recibía como a una mujer extraña. Diferente. Asimismo, y durante el rodaje, la propia actriz debió sentirse así al protagonizar un adulterio que provocaría el rechazo de la sociedad que, poco antes, tanto la admiraba. Así me sentí yo hace unos meses, incomprendida, asediada, prisionera, injustamente juzgada. Aún siento, a veces, el peso de tantos ojos en mí.



Pero la terra di dio en la que vivimos es esto, un enorme volcán en permanente peligro de erupción y uno, como en Estrómboli, sabe que el desenlace es un final abierto.