domingo, 24 de julio de 2011

LA SAL DE ESTE MAR



Tengo una amiga que dice que en otra vida fue cubana. Un conocido que está convencido que fue escocés. Si yo creyera en ese tipo de cosas, en una vida anterior fui árabe y, más concretamente, palestina.

La sal de este mar cuenta la historia que ya en su momento explicó Mahmoud Darwix: las casas con limoneros en el jardín fueron robadas a las familias árabes y, hoy por hoy, las habitan familias israelíes. A raíz de una de esas historias descritas por el gran poeta palestino escribí un pequeño texto teatral titulado Casa. En él, una mujer palestina visitaba la casa de sus antepasados, tal y como hace la protagonista de la película, y se enfrentaba a la mujer israelí que ahora vivía en ella.

La sal de este mar es una invitación entender lo difícil de la realidad palestina diaria, las raíces arrancadas, y el gran "Bienvenidos a Israel" que es para todos ellos y aquellos que, como yo (me pasó en mi viaje a tierra santa), físicamente parecen árabes.

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