jueves, 26 de julio de 2012
LOS AMORES PERDIDOS
Los Tarantos, esa suerte de Romeo y Julieta que es la película de Rovira Veleta, me regala cada vez que la veo dos escenas fundamentales: la de un Antonio Gades bailando en Las Ramblas de Barcelona (mítica escena del cine español y del flamenco) y el arte de Carmen Amaya en el barrio del Somorrostro. Ambos tienen esa belleza que da la fuerza, el arrebato y la pasión; la misma belleza que tienen algunos amores perdidos que enhebran mi vida, como César, que me enseñó a amar la guitarra de Paco de Lucía.
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